Hay películas que no solo cuentan una historia, sino que abren un diálogo necesario con la memoria colectiva. La buena letra, tercer largometraje de Celia Rico Clavellino, es una de ellas. Basada en la novela homónima de Rafael Chirbes, y protagonizada por Loreto Mauleón y Ana Rujas, la cinta nos traslada a la posguerra española desde una mirada profundamente íntima y femenina.
En esta entrevista exclusiva, la directora y las protagonistas nos comparten el viaje emocional, artístico y humano que supuso dar forma a esta historia. El estreno en cines está previsto para el 30 de abril, tras su paso por la Sección Oficial de la 28ª edición del Festival de Málaga.

Sinopsis
Ambientada en un pequeño pueblo valenciano durante la posguerra, La buena letra sigue la historia de Ana (Loreto Mauleón), una mujer que intenta sacar adelante a su familia entre recetas, cuidados y silencios. Pero la llegada de Isabel (Ana Rujas), la joven esposa de su cuñado Antonio (Enric Auquer), pondrá en jaque ese delicado equilibrio.
La película es un retrato silencioso y emocional de una generación de mujeres que sostuvieron los hogares y enterraron sus propios sueños por el bien común. Sin dramatismos artificiales, pero con una tensión constante que recorre cada plano.
Proceso creativo: la mirada de Celia Rico
Para Celia Rico, esta película no era solo una adaptación literaria, sino una forma de dar voz a todas esas mujeres invisibles de la historia. “Esto implicó un proceso de documentación, archivo fotográfico y búsqueda de testimonios, especialmente de mujeres, para intentar ser rigurosos con la forma en que la guerra se prolongó en el interior de los hogares”, nos cuenta la directora.
El diseño de producción, liderado por Miguel Ángel Rebollo, fue clave para construir ese espacio doméstico donde se libran las batallas más íntimas. Cada objeto, cada tela, cada silencio, ha sido cuidado con una precisión casi artesanal.
Construyendo a Ana: el reto de Loreto Mauleón
Loreto Mauleón se enfrentó a uno de los papeles más complejos de su carrera. “Tuve más tiempo de lo habitual para preparar el personaje, lo que me permitió construirlo con calma e interiorizar muchos detalles”, explica.
El proceso fue casi inmersivo: aprendió a coser, a cocinar platos de la época, siguió una dieta que le ayudara a sentir el desgaste físico de la posguerra y se empapó de libros y exposiciones para entender el contexto. “Lo compartí con Celia, y ese proceso conjunto fue clave para encontrar a Ana. También tuvimos ensayos antes del rodaje, lo que ayudó mucho a pulir la interpretación”.
Ana Rujas e Isabel: entre la intuición y la ruptura
El personaje de Isabel, interpretado por Ana Rujas, llega como un elemento de cambio. “Queríamos alejarnos del estereotipo que aparece en el libro, y desarrollar una Isabel más compleja, más contradictoria”, comenta la actriz.
Junto a Celia, tomaron como inspiración la película Un asunto de mujeres, de Claude Chabrol, protagonizada por Isabelle Huppert. “Ese tipo de personaje femenino fuerte pero atrapado por su entorno fue una gran referencia. Isabel no es la villana de la historia, es otra víctima de su tiempo, pero también es quien rompe la dinámica establecida”, afirma Rujas.