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Entrevista Exclusiva a Daniel Acebes: «El Secundario»

Daniel Acebes es el alma detrás de «El Secundario», un monólogo que rinde homenaje a aquellos actores que, a pesar de su talento, nunca alcanzan el estrellato.
En esta entrevista exclusiva, Acebes nos revela su conexión profunda con el personaje, los desafíos de interpretar un papel tan introspectivo, y el mensaje que espera transmitir al público.

Daniel

Desde la comedia hasta la tragedia, «El Secundario» es un reflejo de la vida misma, donde muchos pasan desapercibidos, sin brillar en la luz del protagonismo.

Nerea Fergom: «El Secundario» es un monólogo que rinde homenaje a esos actores que nunca alcanzan el protagonismo. ¿Qué le atrajo a usted de este proyecto?

Daniel Acebes: Lo importante para mí de un proyecto es la historia que se cuenta, como actores, como dramaturgos o productores somos, o deberíamos ser, contadores de historias, y siempre busco en mis proyectos que sean historias que a mí me gustaría ver.
En este proyecto la historia principal es homenajear a los invisibles, a los secundarios, a los que pasan por la vida sin dejar demasiado rastro, pero también se toca la fe, la sexualidad y un montón de temas bastante actuales desde el humor, desde el entretenimiento, que es como, personalmente, creo que llegan más las historias.

Nf: En la obra, su personaje hace un balance de su vida y carrera desde la perspectiva de un actor de segunda fila. ¿Cómo ha sido para usted sumergirse en un papel tan introspectivo y emocional?

DA: Ha sido, y está siendo, un regalo absoluto. Todo el mundo en algún momento de su vida seguro que se ha sentido

invisible o un secundario, en este caso lo llevamos con el paralelismo del mundo del espectáculo, pero da igual la profesión. Todos conocemos a gente, o a veces nosotros, que nos hemos sentido así. Es un disfrute absoluto ver como el público viaja contigo y pasa de la risa al llanto, y ver que salen llenos de emociones. Lo mejor que te puede pasar al contar una historia es que no pases de puntillas y que el público salga con un estado de ánimo diferente del que entró.

NF: El monólogo combina humor y tragedia, llevándonos de la risa al llanto. ¿Cómo ha manejado usted este equilibrio en escena?


DA: Pues con total normalidad, al final contamos la vida, a través del protagonista de la obra contamos historias, verdades y sentimientos muy universales y

El secundario

en la vida no todo es risas ni todo son lágrimas. Pasamos de un estado a otro y es lo que buscamos en “el secundario” que el espectador vea, casi como un voyeur,

un fragmento de la vida de este personaje y, descubrir, que todos somos muy parecidos y nos reímos y sufrimos e incluso cantamos cuando nadie nos ve, la obra tiene canciones en directo. De las situaciones más dramáticas salen las mejores comedias.


 NF: La obra toca temas universales como el anhelo de ser algo más, de salir de las sombras. ¿Qué mensaje espera usted que el público se lleve después de ver «El Secundario»?

DA: Lo primero y fundamental que disfruten, se rían y salgan emocionados del viaje. Y luego intentamos mostrar que todos los seres humanos estamos llenos de luces y sombras y que, en el entorno laboral, sea el que sea,

se vive tan presionados por los resultados, por ascender, por trepar, te inculcan que tienes que ser el mejor, que tienes que ser muy productivo,

pero se nos olvida que hay personas, que no se puede faltar el respeto, que nada es tan importante.
En las multinacionales te inculcan que tu eres parte importante de la empresa, dan charlar motivaciones, te educan para ser el mejor. Las profesiones artísticas trabajan una jerarquía y un clasismo innecesario, y transforman en muchos casos la inseguridad en ego y maltrato a los compañeros. En definitiva, el mensaje de la función es que todos estamos de paso y ninguno somos tan importantes. Un poco de relax, un poco de educación y respeto y mucho de humor.
 

NF: Durante el monólogo, su personaje expresa quejas y frustraciones por haber sido siempre un actor secundario. ¿En algún momento de su carrera, usted ha sentido esa frustración de no ser el protagonista?

DA: Por supuesto. Yo he tenido mucha más suerte que el protagonista del secundario, pero por supuesto que he vivido situaciones y maltrato,

también te digo que como en todas las profesiones. Algunas de mis vivencias e injusticias están plasmadas en la función. Pero quien no ha sentido que tu tiempo vale menos que el de otros, entrar en algún equipo de trabajo y que no se molesten ni en saber tu nombre.
Yo he vivido entornos laborales muy tóxicos, he estado en

rodajes donde el ambiente era terrible, he tenido directores de teatro que son auténticos maltratadores emocionales, he vivido clasismo, esnobismo y manipulación.

Pero como contrapartida he conocido gente maravillosa, he tenido experiencias laborales increíbles y lo malo me sirve para aprender y 

salir muy reforzado de todas esas mierdas, que muchas veces no son tuyas y vuelcan su frustración en ti.

NF: Como actor, ¿qué desafíos presenta interpretar un monólogo, especialmente uno tan cargado de emociones y reflexiones como «El Secundario»?


DA: Como te decía antes es un regalo absoluto. Aunque parezca que estoy solo en el escenario, en cada función hacemos equipo Gabriel, la persona a los mandos técnicos,

fundamental en esta función, y el público. Al final en 70 min de función contamos un trocito de vida y el público es un personaje más, son voyeur, también confesores y son los amigos con lo que te sientas a tomar un café y contar tus cosas. Sin ellos, sin sus risas, aplausos y lagrimas la función no tendría ningún sentido.

NF: La obra parece ser un reflejo de la vida misma, donde muchos pasan desapercibidos, sin “buena estrella”. ¿Cómo cree usted que el público se verá reflejado en su personaje?


DA: Pues por todo lo que te decía, porque el personaje al final es una persona real, podría ser tu amigo, tu hermano o tu vecino.

Lo que cuenta es universal para todos, pero además lo cuenta desde el buen rollo, desde el humor, desde el haber pasado página sin frustración ni odio. Es un buen tipo al que su timidez, su carácter en esta sociedad salvaje y un poco de mala suerte, le han convertido en invisible. Pero a mí me encantaría tener un amigo como él que convierte las penas y las injusticias en humor, risas y música.

El secundario

NF: «El Secundario» parece ser tanto un tributo como una crítica al papel de los actores secundarios. ¿Cómo ha sido para usted transmitir esta dualidad en su interpretación?


DA: La única forma de hacerlo era desde la honestidad. Con la verdad se va a todos sitios y todo lo que cuenta está lleno de verdades desde el humor. Asumir que en mi gremio, como en cualquier otro, hay cosas y gente fea.

NF: Para quienes aún no han visto «El Secundario», ¿por qué deberían acercarse al teatro Lara a disfrutar de este monólogo?


DA: Ufff hay tantos motivos…mira haciendo un resumen, porque vas a pasar un rato estupendo, te vas a hinchar a reír, te vas a emocionar,

te va a remover un poco, te vas a sentir reflejado seguro en algunas cosas, en otras no pero eso que te llevas de aprendizaje.
Porque hay mucha comedia, mucha emoción, una parte muy musical, porque en el teatro Lara lo ves muy cerca, muy íntimo y muy a gusto, porque es una función ideal para hacer debate postfunción, no vas a salir en el mismo estado de ánimo con el que entraste,

y estamos los miércoles a las 19.30h que es un estupendo horario para venir acompañado, tomarte algo después y comentar la función, porque las entradas están super bien de precio, hay tantos motivos para ir, que porque no ir.

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