Joana Martínez Ortueta, guionista nominada a mejor guion adaptado por ‘La Casa’, siente que está más representada y expuesta que nunca: está en plena campaña de premios, pero confiesa que este reconocimiento es algo extraño para ella. “He sido guionista de series de consumo masivo pero de muy poco valor para la crítica, como pueden ser las series diarias, en las que a los guionistas prácticamente ni se les ve ni se le conoce”, según afirma.

Joana Martínez Ortueta: una guionista en el foco de los premios
Ha habido casos, incluso, en los que series escritas por ella han ganado premios y se ha enterado por la prensa o porque alguien la llamó al día siguiente, pero a recoger el premio sólo fueron los productores. Al final, según narra, son los actores y directores de la película los que “dan la cara” durante la producción misma. Pero la figura del guionista debería ser un valor de la producción también, porque a la hora de hacer una entrevista, cuando hay una pregunta sobre la historia, ¿quién mejor que él o la guionista para Responder?
Como defiende la guionista, “¿por qué tiene que defender el actor o actriz la construcción de un personaje que ha parido otra persona durante muchos meses o años en su casa?”. Puede que el actor o actriz haya rodado cinco o seis semanas y haya preparado el proyecto un mes, pero detrás hay un trabajo de años que a menudo queda olvidado.
El audiovisual: un trabajo colectivo
Siempre se habla de la película o serie como si perteneciese al director. Sin embargo, según defiende Martínez Ortueta “el audiovisual es un trabajo colectivo. Yo creo la historia, los personajes, alguien los dirige, alguien los interpreta, alguien construye los decorados, alguien los viste y alguien los maquilla, alguien ilumina…”.

La autora cree que, en los premios de la industria, su trabajo sí es valorado. “Siempre ha estado la categoría de mejor guion, y es en la tanda final de los premios, por lo que a ese nivel no se podría pedir mucho más”. En referencia a los premios Goya, que se celebran este fin de semana, hay dos categorías a guion –original y adaptado–. En ese sentido, Martínez Ortueta percibe que están “representados igual que el resto de gremios. Ni mucho menos estamos infrarrepresentados”.
Cuando parece que hay improvisación, es porque el guion es muy bueno
El incidente de Yolanda Ramos en los premios Feroz –premios que no incluyen la categoría de guion– el pasado 25 de enero sirvió para que se hablara de la importancia de los guionistas: dejó muy patente lo que pasa cuando se sigue el guion y lo que ocurre cuando se improvisa. Al final, cuando se consigue esa sensación de improvisacióny de que todo parece natural, “realmente es porque el trabajo de guion que hay detrás es muy bueno”, según la autora.
Cree que eso es lo maravilloso de la profesión: “Conseguir que la gente se olvide de que hay un guion detrás. Quizá ahí está nuestra propia trampa. Queremos que nos reconozcan el crédito de algo que, cuanto menos se note, mejor”.
La autora cree que los guionistas cada vez tienen más espacios, también dentro de la propia industria. Haydirectores que, por querer cambiar simplemente una línea del diálogo, levantan el teléfono y llaman al guionista para consultarlo. Aunque sigue habiendo otros que cogen un guion que alguien lleva años trabajando y se sientan a reescribirlo en tres semanas, porque tienen que hacerlo “suyo”.
La gente ve una película si sale un actor que le guste
Ángel Manzano, presidente del Foro de Asociaciones de Guionistas (FAGA) y vicepresidente de la Asociación Sindical Galega de Guionistas (ASGA), considera que el público español, por lo general, no sigue a los y las guionistas, algo que sí ocurre en otras industrias como la estadounidense. Esto lo relaciona con que en este país no existe la figura del showrunner de Estados Unidos –que es el guionista, el productor ejecutivo y el que maneja las riendas de un proyecto–, como puede ser J.J. Abrahms(conocido por Star Wars o Lost), Vince Gilligan (BreakingBad) o Shonda Rhimes (Los Bridgerton, Cómo defender a un asesino).
Por ello, según el presidente de la asociación, “son producciones donde la gente se siente atraída por sus historias”. En España, defiende, la gente ve una película si sale algún actor que les gusta, o quizá según quién la ha dirigido, “como ocurre con Bayona, Sorogoyen o Isabel Coixet”, pero no según quién la haya escrito.

Esto ocurre, defiende Manzano, por “el ninguneo de las productoras”. Si tienes a alguien que trabaja para ti y te escribe la serie y no le das el peso suficiente dentro del proyecto, eso se traduce en la presencia de cara al público. “Es un milagro que te inviten al estreno de una peli, ya no digamos a los diferentes pases privados que se hacen de la misma o al desarrollo conforme va teniendo lugar la serie…”.
Si no hay una historia, no hay película
La sociedad parece olvidarse de que “si no hay una idea primigenia, una persona que se le ocurre una historia, no hay ninguna película”. Todo esto está muy relacionado, según el autor, con el desprestigio de la escritura en general: todo el mundo cree que podría hacer una película. Que es muy sencillo escribir una historia yponer en boca de personajes determinadas palabras…
Sin embargo, defiende, “el arte de la escritura es un arte que se lleva trabajando desde hace más de 2.500 años y que lleva muchísimo trabajo y perfeccionamiento. Los profesionales cada vez sabemos contar mejor las historias porque ese trabajo evoluciona. Si el que pone el dinero se piensa que también puede contar la historia, ahí tenemos el problema”.
Eva Ibáñez en X: @evaibzz